lunes, 13 de agosto de 2007

Pequeños tesoros


Existen pequeños tesoros escondidos a nuestro alrededor. En cajas, entre libros, en el fondo del cajón, son los lugares propicios para hallar este tipo de hermosos olvidos. Nos acechan durante días, semanas y años, esperan hasta que su existencia sea solo un sueño lejano y borroso en nuestra memoria, y cuando logramos desprendernos completamente de ese eslabón nos golpea en la cabeza y nos aturde con alguna lejana remembranza.

Éstos son esos recuerdos que nos trasladan a algún momento especial de nuestras vidas, como un granito de arena en la inmensidad del océano de recuerdos, nos roban una sonrisa, un instante de jubilo efímero y absurdo.

Encontré una carta que me escribieron hace un tiempo. Me sorprendió el lugar impensado en el que estaba, entre las paginas de unos libros que dejé junto a mi cama, ahí olvidada, doblada al medio con algunas palabras legibles al dorso del papel estaba expectante el mensaje en la botella. En el mensaje encontré caligrafía angulosa, que contaba cosas tan diferentes y distantes, que parece imposible que estuviera fechada en el ultimo día de julio del año pasado.

Es paradójico este descubrimiento, como una fatal casualidad del destino que llega para hacerme reflexionar y aguardar el momento que hace tiempo se anuncia en el aire.

Este tesoro asaltante se lleva una victoria a su mundo de recuerdos, y deja, aunque no lo quiera la sonrisa y la amargura de las añoranzas que no vendrán.

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